Nuestra inteligencia, confundida por las metáforas,
puede razonar que es más fácil descubrir y controlar delincuentes que
microbios.
En otros artículos (1) he
mencionado algo sobre los beneficios y contra-indicaciones de las metáforas.
Resumidamente, estas
comparaciones nos permiten facilitar la comprensión de nuevos conocimientos,
tomando como referencia a los ya sabidos, pero resulta que nuestra tendencia a
simplificarlo todo nos lleva a creer que aquello que comparamos diciendo «esto nuevo se
parece a esto ya conocido» da lugar a que infinidad de cerebros entiendan que
«esto nuevo es IDÉNTICO a esto ya conocido».
Una de las
comparaciones-metáforas más populares es la de entender que la medicina es la
ciencia encargada de combatir nuestras enfermedades, por lo cual, para entender
mejor, podemos pensar que «la Medicina es un ejército de gente que
lucha contra los microbios».
Hasta acá, todo es muy razonable, didáctico, maravillosamente
entendible. Con esta técnica pedagógica casi nadie se quedará sin entender qué
es la Medicina, siempre y cuando sepa que los ejércitos son empleados públicos
encargados de defender el territorio nacional de posibles ataques desestabilizadores
de las instituciones o violadores de la soberanía.
En casi cualquier cabeza se desarrolla una reflexión interesante: Si los
empleados públicos militares combaten eficazmente a los microbios que son tan
pequeños, ¿por qué, entonces, los empleados públicos policías no son capaces de
combatir a los enormes delincuentes?
La reflexión continúa: Si los médicos pueden ver, atacar y combatir a
enemigos microscópicos, los policías ¿no pueden ver, atacar y combatir enemigos
mucho más visibles? Para peor, se dice que los microbios nos atacan por
millones, pero los delincuentes no nos atacan por millones, son relativamente
pocos.
Estas reflexiones, de las que nunca se habla, alientan la sensación de
inseguridad ciudadana, a la vez que la Medicina recibe más aprobación, clientes
y dinero.
(Este es el Artículo Nº 2.064)
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