La homofobia masculina se explicaría porque es real que
ellos pueden ser seducidos por la actitud femenina de otro varón.
Las acciones, actitudes, ideologías
extremistas inevitablemente hacen pensar en una simulación.
El radicalismo suele encubrir un intento
desesperado por ocultar o evitar la situación contraria.
Como ven, digo «hacen pensar» y «suelen encubrir», lo cual
no constituyen afirmaciones terminantes. Solamente agregan una posibilidad, un
indicio, una señal que puede o NO terminar en una confirmación.
Por
ejemplo, la furia que se desata contra los ladrones, PROBABLEMENTE (no
seguramente) denota que los iracundos temen ferozmente caer en la tentación de
robar. La acciones exageradas, (linchamiento, amputación, muerte), podrían
sugerir que los justicieros tienen un
apego a la honestidad muy precario.
También
podemos imaginar lo mismo de quienes combaten despiadadamente a los
homosexuales.
En este
caso hay algo más para agregar, además de la mencionada actitud reactiva ante
los propios deseos inconfesados.
En varios
artículos he mencionado que es la mujer la que seduce al varón que ella
prefiere para padre de sus hijos (1).
En otros
artículos también he mencionado a las acciones performativas (2), es decir,
aquellas que erigen al objeto al mismo tiempo que se lo invoca (denomina,
invoca, llama, bautiza), por ejemplo, cuando el médico enuncia «varón» después
de observar los genitales del recién nacido, está condicionando la opción
sexual del pequeño, lo cual no siempre termina ocurriendo en los hechos.
Con estos
elementos, es posible proponer que los varones que padecen homofobia intuyen
estos conceptos y su temor radica en que si un gay los convoca con actitud
femenina, el homofóbico «sabe» (supone) que no podrá eludir ese llamado y que
se convertirá en partenaire (compañero, pareja) de un homosexual, es decir, se
convertirá en otro homosexual.
En suma: el temor del homofóbico, teóricamente, es
realista.
(Este es el Artículo Nº 1.716)
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