El día que logremos «la
humanidad personalizada», la medicina,
la educación de los estudiantes y la reeducación de los delincuentes, asumirán
que todos somos esencialmente diferentes.
En otra oportunidad he comentado con ustedes
algo sobre cómo los sistemas reeducativos de las cárceles no tienen en cuenta
que las personas somos parecidas pero muy distintas (1).
En el video asociado a este artículo hago
especial hincapié en el atraso que tienen la psicología y el psicoanálisis.
Es normal que la cabeza de un humano sea
incapaz de imaginar otras realidades diferentes a la actual. Quizá los
novelistas expertos en Ciencia Ficción sean los únicos capaces de concebir
otros escenarios, en los que casi nada se parece a lo conocido sin que por eso
las cosas pierdan su lógica humana.
Es así que podemos pensar que existirá otro
conjunto que iguale o supere a The Beatles, aunque parezca imposible; si
podemos enviar imágenes a largas distancias (tele-visión), algún día podremos
enviar objetos, para gran consternación de las mensajerías; por supuesto que la
cura del cáncer, sin la utilización de radicales amputaciones, parece casi inminente... aunque no por eso
logremos la inmortalidad, que seguramente es fruto de un atraso tecnológico que
nos llevará más tiempo resolver.
Si esta línea de pensamiento fuera correcta,
podemos imaginar que también le llegará su turno al psicoanálisis, que se
encuentra empantanado desde hace décadas, sin que podamos salir de una retórica
hueca.
La tecnología ya está casi pronta para que
terminemos de darnos cuenta que los seres humanos somos muy distintos y que la
igualación arbitraria, burda y tosca, es imprescindible porque aun no tenemos
con qué detectar la singularidad que nos diferencia.
Cuando
logremos «la humanidad personalizada», la medicina, la educación de los
estudiantes y la reeducación de los delincuentes, asumirán que todos somos
esencialmente diferentes.
(Este es el Artículo Nº 1.727)
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