lunes, 5 de noviembre de 2012

Clientes y empleadores «hijos de puta»



   
Si «diagnosticamos» a otro como «hijo de puta», intentaremos atacarlo para modificarle la mezquindad que presuntamente heredó de la madre.

Existe la creencia generalizada en que las prostitutas gozan mientras trabajan.  Hasta donde sé, esto es cierto: gozan tanto como gozan otros trabajadores que no están en la tarea equivocada para su vocación, gusto y talento.

También existe la creencia generalizada en que las trabajadoras sexuales, por el hecho de «gozar mientras trabajan», tienen un pésimo desempeño como madres, porque «es sabido» (¿?) que las madres son ejemplares si, y solo «si», se sacrifican por sus hijos, si priorizan las responsabilidades hogareñas por sobre sus propias aspiraciones y si satisfacen estrictamente las necesidades de sus hijos.

En otras palabras: una buena madre debe ser abnegada, sacrificada y preferentemente mártir, esclava de sus hijos y, si quiere ganar más aprobación, sumisa con su marido.

Con estas creencias infectando el cerebro popular, solemos llegar a una conclusión que dificulta un satisfactorio entendimiento con los empleadores y clientes.

Recordemos, antes de continuar, que es de los empleadores y de los clientes de quienes obtendremos el dinero necesario para solventar nuestros gastos, en caso de no dedicarnos al robo de bancos y demás profesiones afines.

La confusión que suele originarse entre los roles de «empleadores o clientes» y «nuestra madre» (pues ambos nos proveen de lo que necesitamos), puede llevarnos a pensar que nuestros clientes o empleadores son unos «hijos de puta» porque solo una prostituta es tan egoísta (goza, disfruta, no es abnegada) como para criar a estos (clientes o empleadores) que me exigen algo (trabajo, mercadería, puntualidad, etc.) para darme su dinero (sueldo, precio, honorarios).

Por lo tanto, si «diagnosticamos» a otro como «hijo de puta», intentaremos atacarlo para modificarle la mezquindad (avaricia, egoísmo, amarretismo, codicia) que presuntamente heredó de la madre.

 
(Este es el Artículo Nº 1.705)

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