sábado, 16 de junio de 2012

Ahorrar atemoriza


Algunos filósofos muy escépticos opinan que las personas que hacen donaciones, lo único que hacen en verdad son «devoluciones».

La falta de certezas que caracteriza a nuestra mente hace que pongamos en duda inclusive criterios que están vigentes desde hace siglos.

Uno de ellos se refiere a la legitimidad de la propiedad privada. Hay personas que con total honestidad opinan que ésta es una norma injusta cuya permanencia se debe a que nuestra especie está muy retrasada en su desarrollo.

Por otro lado todos tememos a la muerte y a todo lo que se le parezca, que en general se trata de pérdidas de distinta índole: de seres queridos, de nuestra salud, de nuestros ahorros.

La angustia económica tiene como tema central el no tener para comer. El hambre es un estado terrible pero es aún peor si lo imaginamos en alguien que amamos y que depende de nosotros (hijos, cónyuge, padres ancianos).

Resumo: Queremos asegurarnos el alimento para lo cual es prudente generar ahorros para no pasar hambre cuando disminuyan o desaparezcan nuestros ingresos. Tener ahorros nos produce dos preocupaciones: 1) Que nos roben (porque en el fondo intuimos que lo que nosotros tenemos de más a alguien le está faltando y sería humanamente legítimo que intentara recuperarlo), o 2) que lo perdamos del mismo modo que podemos perder a un ser querido, a nuestra salud o a nuestra vida.

Entonces: sería bueno tener ahorros pero estos dos riesgos nos desaniman.

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