Algunos filósofos muy escépticos opinan que las personas que hacen donaciones, lo único que hacen en verdad son «devoluciones».
La falta de
certezas que caracteriza a nuestra mente hace que pongamos en duda inclusive
criterios que están vigentes desde hace siglos.
Uno de ellos se
refiere a la legitimidad de la propiedad privada. Hay personas que con total
honestidad opinan que ésta es una norma injusta cuya permanencia se debe a que
nuestra especie está muy retrasada en su desarrollo.
Por otro lado todos
tememos a la muerte y a todo lo que se le parezca, que en general se trata de
pérdidas de distinta índole: de seres queridos, de nuestra salud, de nuestros
ahorros.
La angustia económica
tiene como tema central el no tener para comer. El hambre es un estado terrible
pero es aún peor si lo imaginamos en alguien que amamos y que depende de
nosotros (hijos, cónyuge, padres ancianos).
Resumo: Queremos
asegurarnos el alimento para lo cual es prudente generar ahorros para no pasar
hambre cuando disminuyan o desaparezcan nuestros ingresos. Tener ahorros nos
produce dos preocupaciones: 1) Que nos roben (porque en el fondo intuimos que
lo que nosotros tenemos de más a alguien le está faltando y sería humanamente
legítimo que intentara recuperarlo), o 2) que lo perdamos del mismo modo que
podemos perder a un ser querido, a nuestra salud o a nuestra vida.
Entonces: sería
bueno tener ahorros pero estos dos riesgos nos desaniman.
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario