Esta semana estuve compartiendo con ustedes algunas
reflexiones sobre el salario, habiendo comenzado con un artículo titulado Profundicemos
el ocio .
Luego se agregaron La lucha
pasiva y El
bumerán.
La idea central se refiere a que el salario está justificado
porque los seres humanos desearíamos no trabajar.
Otra particularidad de nuestra especie es que, cuando
tenemos ahorros, preferimos tenerlos en nuestro poder.
Para modificar esta particularidad nuestra es que los bancos
tuvieron que seducirnos con el pago de intereses, ofreciéndonos además la
seguridad de sus bóvedas a prueba de ladrones, fuego, agua o cualquier otro
agente devastador.
Los bancos son muy reservados a la hora de comunicar sus
prácticas. Ellos nunca nos dicen que en realidad no guardan nuestro dinero en
cajas fuertes ultra seguras sino que lo prestan a gente que sólo ellos conocen.
Es casi seguro que alguien que posee ahorros también tenga
afán de lucro y mucho miedo a perder su tesoro. Por eso se dejan tentar por los
intereses que les pagan y con la seguridad que les prometen. Los banqueros no
explican su negocio porque si los ahorristas supieran dónde está realmente su
dinero, seguramente exigirían un aumento de los intereses.
En suma: el monto de los salarios depende de la proclividad
al ocio y el monto de los intereses depende de la proclividad a guardar
personalmente los ahorros.
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