jueves, 14 de junio de 2012

Estamos pobres por ser honestos


«Todos los ricos son delincuentes».

Seguramente usted habrá escuchado esto alguna vez y me detengo para hacer dos comentarios.

1) Quien dice esto se está refiriendo a alguien que económicamente está por encima suyo. Por ejemplo, si es un auxiliar contable en un supermercado, puede pensarlo de su jefe porque tiene un auto; si es este jefe, se está refiriendo al dueño de la empresa; si es el dueño de la empresa, se está refiriendo a un mayorista que tiene una empresa diez veces más valiosa que la suya; etc.

2) No solamente es cierto que los ricos pueden ser delincuentes sino que además es muy útil tener esta creencia. Cuál es la ventaja de pensar así? Es la siguiente:

Ascender económicamente es mucho más difícil que descender. Si nos convencemos de que aquellos que progresaron lo hicieron robando, podemos dar por sentado que nuestra actual escasez corresponde a nuestra acrisolada honestidad (lo cual es un mérito nada despreciable).

En suma: Sólo existen motivos a favor para creer que nuestra falta de progreso se debe a cualidades humanas muy valiosas (honestidad, escrúpulos, ambición moderada).

Ironías a un lado, seguramente existen ricos delincuentes, pero una mayoría posee cualidades especiales y un objetivo muy firme de llegar a tener esa fortuna.

Una vez más, la creencia en cosas o situaciones indemostrables (la deshonestidad de los ricos) está al servicio de la irresponsabilidad, de la falta de pujanza y de apegarnos a lo que resulte más cómodo.

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