jueves, 14 de junio de 2012

Cimientos desechables


Hace 12 años mandamos hacer una cabaña que nos tenía enamorados a mi compañera y a mí porque cumplía todos nuestros sueños.

Ubicada a metros del Océano Atlántico, es muy rústica y sencilla. Por ejemplo, el techo es de una fibra vegetal que crece en la zona, ideal  por sus cualidades térmicas y sobre todo por cómo amplifica el sonido de la lluvia.

Algunos inconvenientes con esta vivienda nos llevó a consultar con una arquitecta sobre un posible reciclaje. Ese techo requiere un continuo tratamiento contra plagas y sobre todo para disminuir al máximo su capacidad combustible. Por este mismo motivo, el seguro contra incendio tiene una tasa muy elevada. Por su misma precariedad, es casi imposible protegerla contra robos.

El diagnóstico profesional fue desalentador. El techo no se puede sustituir por uno mejor porque éste es más pesado y no sería sustentado ni por las paredes ni por los cimientos. La única solución es desarmarla y construir una casa nueva desde cero.

Esto nos hizo recordar otras vivencias parecidas porque tienen en común el haber construido ideas, creencias, mitos y convicciones basados en la omnipotencia que sentíamos cuando aún no habíamos tenido suficiente contacto con la realidad.

En términos más económicos, cuando hay que volver a empezar de cero se produce un cierto retroceso (pérdidas) que pueden evitarlo aquellos jóvenes menos afectados por el idealismo.

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