viernes, 15 de junio de 2012

Este virus es antipático


Hasta donde he podido averiguar, para ser un científico no hace falta una mente brillante sino una actitud diferente a la que tenemos la mayoría de los mortales.

Agrego que para obtener resultados como científico hay que dedicarle mucho esfuerzo y tiempo a una pequeña parte del saber humanamente posible.

Y ya que estoy hablando de esto termino diciendo que para ser exitoso además de lo anterior hay que tener la suerte de que lo que se descubra tenga alguna utilidad que beneficie a alguien y que además ese alguien se beneficie publicando quién fue el inventor en lugar de robarle el invento.

Pero vuelvo al principio: la actitud que diferencia a un científico del resto de nosotros es que ellos han logrado separar en sus mentes lo que les gusta de lo verdadero.

Efectivamente, una de las debilidades de nuestra forma de pensar consiste en confundir lo lindo con lo bueno, lo que nos gusta con lo correcto, lo que nos sirve con lo verdadero.

Por ejemplo, es probable que nosotros pensemos que los virus son malos, que habría que matarlos a todos, que son un error de la naturaleza. El científico probablemente piense lo mismo pero cuando entra a su laboratorio y se pone la túnica puede pensar que los virus no son ni buenos ni malos, que forman parte de un sistema armónico y equilibrado, que sería bueno que no nos perjudicaran y que habría que encontrar la forma de conservar el sistema tan armónico y equilibrado como está pero sin que los humanos nos veamos perjudicados por dichos virus.

Como ven, los científicos tratan de negociar con la naturaleza y los no científicos tratamos de eliminar lo que no nos gusta, cueste lo que cueste.

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