La moral es un código de buenas costumbres que suele ser más imperativo que las leyes legisladas por los gobernantes.
No paro de comentar con ustedes cuánto necesitamos ser
amados por nuestro grupo de pertenencia.
Si entre «mi gente»
existe la costumbre de ser solidarios, generosos, desprendidos, participativos,
yo tendré que cumplir con esa norma porque la sentiré como más imperativa que
las propias leyes del país.
Hay un precepto que dice: «Quien conserva lo que no va a usar, roba».
Cuando mi grupo de
pertenencia sostiene este principio, estaré moralmente obligado a no ahorrar porque el ahorro es
una forma de conservar algo que no sé si podré usar (dado que puedo fallecer).
Si no se puede
ahorrar, entonces no se podrán comprar bienes costosos o, por el contrario,
tendrán que comprarse apelando a una financiación.
Pero observemos que
esa financiación es el producto financiero más rentable que poseen los bancos.
Si usted fuera
banquero, ¿no trataría de que sus clientes fueran tan solidarios que no
pudieran ahorrar para autofinanciarse la compra de una casa, por ejemplo?
Observemos que
paradójicamente, en casi todo el mundo las personas generosas, solidarias y moralmente
obligadas a no ahorrar pertenecen a ideologías «de izquierda», pero su
filosofía de vida beneficia el negocio de los banqueros que pertenecen a
ideologías «de derecha».
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario