¿Qué es la
vocación?
El
diccionario dice —entre otras cosas— que es la «Inclinación a cualquier estado, profesión o
carrera.»
Cada vez
que oigo la palabra «inclinación», pienso que es la postura en la cual uno está
por caerse.
¿Por qué yo
estoy inclinado hacia el estudio de
la mente? Respuesta: porque es lo que más me preocupa de mí mismo. Creo que mi
parte más débil es la psiquis y la estudio apasionadamente porque quiero
fortalecerme (compensarme).
Esta
actitud tiene dos consecuencias interesantes:
1)
Encuentro soluciones tranquilizadoras para mi propio consumo.
2) Ustedes,
quienes me leen o consultan, creen que yo estoy tan bien psiquicamente que
puedo vender parte de mi salud mental.
Este
segundo punto es muy importante porque todos somos lo que creemos ser, pero
fundamentalmente somos lo que los demás dicen que somos.
Por esto es
que son tan bien venidos los piropos y tan temidas las recriminaciones.
Esto que
acabo de decir lo sabe todo el mundo, pero no es vulgar pensarlo en estos
términos.
Imagino una
escena en la que yo soy el cliente que consulta a alguien que está detrás de un
escritorio o un mostrador y que se dedica a vender eso que me falta (salud,
profesía, reparación, seguridad).
Para
imaginar esta situación con realismo, debo suponer que al médico le sobra
salud, que la adivina conoce el futuro, que el auto del mecánico nunca falla,
que al policía nunca lo roban y miles de supuestos por el estilo.
Esta gran
equivocación no es visible porque la padecemos todos.
Lo que sí
es visible, es la cantidad de personas que reenvían los consejos que circulan
en la web.
El
placer que logran es imaginarse con exceso de sabiduría y —como si esto fuera
poco— ¡muy generosos!
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