martes, 26 de junio de 2012

Obesidad extra corporal


El tamaño de nuestro cuerpo no es tan fácil de determinar.

Claro que se pueden hacer mediciones objetivas: altura, peso, cantidad de azúcar en la sangre, cantidad de urea en la orina, etc.

Sin embargo nuestra psiquis se rige por otras mediciones del cuerpo cuando imaginamos que otras personas y objetos forman parte nuestra.

El afecto hacia los seres queridos incluye el sentir que su cuerpo es nuestro aunque no sea tan fácil de controlar como el que consideramos realmente nuestro porque nos acompaña hasta la muerte.

Las posesiones materiales también son imaginadas como corporales. Si alguien ingresa a nuestro terreno sin pedirnos permiso, si un antisocial nos raya la pintura del automóvil o si nos roban el celular, tenemos sentimientos muy similares a cualquier atropello a nuestro físico (manoseo, lesión o empellón, respectivamente).

Es verdad que somos muy vulnerables. Pocas especies son tan débiles como nosotros. Las 40 semanas de gestación no le alcanzan a la naturaleza para hacer todo lo que tiene que hacer. Por eso podemos decir que todos nacemos prematuramente.

Esta debilidad corporal está parcialmente compensada por un híper desarrollo de la mente. Lo que no tenemos por el lado físico lo tenemos parcialmente compensado por la psiquis.

Y digo «parcialmente» porque la función psíquica tiene sus defectos, comete errores gruesos, padece engaños.

Una de esas particularidades menos confiables de nuestra psiquis es pensar que tener un gran tamaño equivale a mayor fortaleza y por lo tanto a mayor defensa contra la muerte.

La expansión de nuestro cuerpo físico (obesidad) y/o de nuestro cuerpo virtual (posesiones familiares [mi esposa, mi hijo, mis padres], sociales [tener personas dependientes como empleados, gobernados o usuarios] y materiales [inmuebles, vehículos, dinero]), puede ser una estrategia inconsciente para disminuir nuestro temor a la muerte.

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