Aceptarnos tal cual somos mejora la convivencia porque aumenta nuestra tolerancia a la diversidad.
Me interesa negar la realidad
responsablemente.
Esto es un contrasentido que sin embargo puede
darnos cierta utilidad.
A estos efectos entiendo por «negar», la acción de no reconocer
como propio un deseo determinado.
Aquello que
negamos podemos negarlo porque no existen pruebas fehacientes de su existencia.
En
derecho penal pueden tenerse en cuenta las convicciones del acusado para
conmutar o atenuar la pena que legalmente le correspondería.
Por
ejemplo, en el juicio realizado contra los oficiales nazis en Nuremberg (1945),
se entendió que el respeto a la cadena de mando militar no exime al soldado de
actuar reflexivamente cuando las órdenes que recibe están reñidas con la moral.
Los jueces
terminaron condenando a dichos militares aunque estos alegaron su convicción de
que tan sólo cumplieron órdenes.
Un dictamen
es diferente al anterior cuando el juez entiende que el acusado se vio
realmente obligado por su conciencia (convicción) a realizar el acto que se le
cuestiona.
Ahora
retomo el tema referido a la negación psicológica.
La
semejanza con el ejemplo legal propuesto anteriormente está en que nuestra
conciencia puede ordenarnos coercitivamente (convicción) a que no tengamos en
cuenta (neguemos) algo que nuestra psiquis no puede tolerar en la conciencia.
Por
ejemplo, una señora que tiene su vida organizada en base a reprimir su deseo
inconsciente homosexual, no puede aceptar que se le diga lo que le ocurre
realmente. Puede escucharlo pero como su equilibrio psíquico la obliga a
negarlo, entonces negará su homosexualidad en defensa de su salud mental.
La negación
responsable que propongo consiste en poder asumirnos tal cual somos: Soy ladrón
pero me abstengo de robar; soy gay pero me abstengo de practicar mi
homosexualidad; soy mezquino pero necesito disimularlo.
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario