lunes, 2 de julio de 2012

Justicia + autoengaño = injusticia


Mi trabajo consiste en entender qué es el dinero para los humanos.

Quiero entenderlo por pura curiosidad —porque para mí encierra algún misterio que lo transforma en algo generador de extrañas emociones—, y en segundo lugar, porque aliento la esperanza de mejorar la justicia distributiva.

Acá aparecen dos grandes incógnitas:

1º) Qué es la justicia para los humanos;

2º) (y si lograra resolver el punto 1º) Qué es específicamente la «justicia distributiva» para los humanos.

Parto de la hipótesis (creencia, prejuicio, sensación) de que siempre hubieron pobres y ricos.

Por lo tanto, todo lo que se ha pensado, escrito y hecho para resolver esa injusticia, está prácticamente descalificado por falta de resultados.

El espacio que me queda para terminar este artículo de trescientas palabras, sólo me da para hacer una mención al primer punto, que repito: «Qué es la justicia para los humanos».

Parecería ser que a medida que vamos resolviendo los problemas de convivencia que se nos presentan, creamos normas de conducta (leyes) que, en caso de incumplirse serán sancionadas de alguna forma, que también redactaremos junto con la norma.

 En todo este proceso (experiencia penosa, análisis de la situación, formas de evitar una reiteración), los humanos nos engañamos y acá aparece una causa muy poderosa de toda injusticia.

Si nos mentimos a nosotros mismos, no habrá forma de legislar y juzgar con eficacia.

Me explico:

— Cuando ocurre una conducta inadecuada cuya repetición debe ser evitada en el futuro (por ejemplo, un ciudadano le roba dinero a otro ciudadano), decimos que el ladrón debe ser reeducado, para lo cual se le encierra en un instituto de rehabilitación especializado (cárcel).

— Quienes hablan y legislan sobre el concepto reeducación, se mienten porque lo que quieren es vengarse, y preferentemente, extirpar a ese ciudadano del cuerpo social, es decir, matarlo.

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