domingo, 1 de julio de 2012

¿Quién tiene lo que me falta?


En el siglo dieciséis, Michel Montaigne (1533 -1592) fue el filósofo francés que propuso:  «en economía, no se saca provecho para uno sin perjuicio para otro».  

Esto ocurre así cuando existe violencia del estado para que alguien reciba un beneficio extra otorgando un subsidio o una exoneración, cuando los sindicatos logran distorsionar la libre contratación o cuando un asaltante roba un banco.

Los casos citados, como usted verá, incluyen un asalto como un elemento más de las condiciones para que, en un mercado libre, alguien gane lo que otro pierde.

De lo contrario, cuando nada de eso ocurre (arbitrariedad, monopolio, abuso, robo), las transacciones realizadas en un régimen de derecho, producen ganancias para ambos participantes.

Dicho de otro modo —y utilizando terminología de la teoría de los juegos—, en las transacciones comerciales libres, se produce un fenómeno de suma positiva.

Alguien gana mucho dinero y gasta poco. Ahorra en un banco. Un empresario pide un préstamo y el banco se lo concede a un cierto interés y plazo.

El empresario compra un terreno, contrata a un ingeniero y cien obreros, quienes, trabajando durante dos años, construyen un edificio.

El empresario vende el edificio en más de lo que le costó, devuelve el préstamo acrecido en sus intereses y ¿cuál es el resultado?

El dueño del terreno, (suponemos que) ganó al vendérselo al empresario.
Los cien obreros y el ingeniero ganaron su salario durante dos años.
El empresario obtuvo su ganancia al vender el edificio.
El banco obtuvo su ganancia por haber prestado el dinero.
El ahorrista, cobra los intereses que el banco le paga por sus ahorros.

¿Quién perdió? Nadie. Todos ganaron... ¡Aunque usted no lo crea!

¿Por qué imaginamos víctimas?

Porque nos sentimos mejor suponiendo que lo que no tenemos, no conseguimos o extraviamos, nos fue robado.

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