viernes, 6 de julio de 2012

El hurto es un delito simpático


Nuestra psiquis no es muy categórica cuando condena el robo.

«Deuda vieja es deuda muerta», dice un refrán.

Los refranes pretenden convertir un hecho verosímil en una verdad concluyente, a fuerza de ser expresada y reiterada, de forma sencilla y recordable.

El diccionario lo define así: «Dicho popular agudo y sentencioso que suele contener un consejo o una moraleja:»

 Los refranes se parecen a los eslóganes:

«Si es Bayer, es bueno»;
— «[Coca-cola] La chispa de la vida»;
— «Just do it [Tan solo hazlo... con Nike]».

El diccionario define al eslogan de esta manera: «Fórmula o frase breve con fin publicitario o propagandístico, generalmente aguda y fácil de recordar»

Con estos mínimos ingredientes, intentaré armar un comentario referido a los endeudamientos incumplidos, a la impuntualidad en los pagos, también llamados morosidad.

El refrán nos informa que un préstamo puede ser la antesala de un robo, siempre y cuando la morosidad logre envejecer la deuda hasta que muera.

Esa es una estrategia que utilizan muchos deudores que logran quedarse con el dinero que recibieron en préstamo de forma similar a como lo hacen un ladrón, un estafador, un chantajista.

En los hechos, las modalidades por las que el dinero cambia de manos de manera fraudulenta no son importantes a la hora de catalogarlos.

Lo que sí llama la atención es el sentimiento que genera en una mayoría esta modalidad engañosa de apropiarse del dinero ajeno.

— De las profesiones conocidas, la de cobrarle a los morosos es tan impopular como la de los funebreros;

— Los ladrones de bancos generan grandes simpatías, admiración, (quizá también) envidia;

— Anida amorosamente en el corazón de muchos buenos ciudadanos, la imagen del romántico ladrón Robin Hood.

En suma: ¿Creemos realmente que el robo es un delito o sólo queremos castigar a quien nos perjudique personalmente?

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