Existe una especie de «cadena de robos» (explotación, abuso), donde quienes vendemos «commodities» somos un «eslabón» más.
La palabra inglesa «commodity» también es usada por quienes
hablamos español.
Se denomina
así a la materia prima difícil de diferenciar pues son casi idénticos el
petróleo venezolano y el de Arabia, el trigo argentino y el mexicano, o las
bananas brasileras y las de Ecuador.
Esa
dificultad para diferenciarlos hace que su precio sea casi el mismo en todos
los mercados.
Yo supongo,
basado exclusivamente en razones fonéticas, que el vocablo «commodity»
significa «común» [common], es
decir, «lo que no está diferenciado», lo que no es raro.
Pero
también supongo otra cosa y es que «commodity»
está vinculado lingüísticamente a «accommodation»,
es decir, «un lugar donde vivir».
Probablemente
no sea casual (aleatorio, azaroso, fortuito) que en los países productores de
alimentos y minerales (commodities), también padezcamos una mala distribución
de la riqueza.
Si no es
por mala suerte (casualidad) que los países productores de materias primas
tengamos la peor justicia distributiva, entonces llegamos al lugar donde
también ha llegado el sentido común: algo estamos haciendo mal los pueblos.
Naturalmente,
quien piensa que existe el libre albedrío tratará de buscar culpables.
Quienes
creemos en el determinismo podemos suponer que la misma naturaleza que ha
puesto en nuestros territorios la generosidad de una tierra fértil y de un
subsuelo rico, puso pueblos adaptados a una especie de «paraíso» («accommodation»), desmotivados para
agregar mano de obra diferenciadora que le aumente el valor a sus productos
exportables.
En suma: Si abandonamos las hipótesis de
culpabilidad que sólo nos han traído gobiernos militares, persecuciones y
dictadores, es natural que los vendedores de «commodities», que no hacemos más
que «robar» lo que produce u oculta nuestro suelo, quedemos expuestos a que
otros nos «roben» (exploten) sin que podamos evitarlo.
Artículo vinculado:
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario